
Suele decirse que las empresas se dividen en dos grupos: las que han padecido una Crisis y las que la sufrirán en el future. Si has estado al frente de tu organización en los últimos 10 años y la crisis no ha aparecido aún, significa que o eres muy bueno en prevención de crisis o, simplemente, que has tenido mucha suerte.
Las estadísticas demuestran que 9 de cada 10 organizaciones atravesarán a lo largo de su vida una situación de riesgo que pondrá en peligro su propia supervivencia si no se maneja adecuadamente. Pese a ello, muy pocas empresas cuentan con una adecuada estrategia para prevenir este tipo de situaciones y hacerles frente. Con la llegada de los medios sociales y el activismo en las redes, ese riesgo se ha incrementado aún más. Como dice Núria Vilanova, presidenta de ATREVIA, nos encontramos en la era de los micropoderes, un nuevo ciclo histórico en el que el poder se ha fragmentado y repartido. La gurú australiana Jane Jordan Meier lo resume diciendo que hemos pasado del poder de uno al poder de muchos. En consecuencia, cualquier cliente descontento con tu compañía o con la atención que le has dispensado, cualquier usuario insatisfecho con tus productos, puede ponerte contra las cuerdas, causando serios daños a tu reputación y a tu negocio.
Si tan clara es la estadística, si la experiencia nos permite asumir que la crisis es un hecho ineludible al que tendrán que enfrentarse muchas organizaciones antes o después, ¿por qué no nos anticipamos a ella y nos preparamos para cuando llegue? Evitaríamos daños innecesarios. Imagino que la presión por alcanzar los objetivos de negocio es tan acuciante que muchos líderes de empresa olvidan dedicar atención y medios a algo tan básico como la prevención de crisis. No es una actitud prudente: si la crisis se declara y lo único que podemos hacer contra ella es improvisar, los daños a la reputación de nuestra compañía pueden ser irreparables y todos los esfuerzos que hayamos dedicado a la consecución de nuestros objetivos de negocio habrán sido en vano.
Por lo tanto, empieza por trazar un mapa de riesgos de tu empresa que contenga aquellos escenarios de crisis que puedan afectarle algún día. Es un paso básico si quieres estar preparado cuando la amenaza se convierta en realidad.
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