
Que los intangibles pueden representar hasta un 80% del valor total de una empresa es una realidad ya asumida por muchos. Entre ellos, la reputación tiene un peso preponderante. De ahí el interés de Manual de Riesgo Reputacional, el libro publicado recientemente por Andrea Bonime, que analiza cuáles son los factores que pueden poner en peligro ese intangible y qué estrategias deben desplegarse para gestionar los peligros que le acechan.
Los escándalos de Enron y Arthur Andersen pusieron de manifiesto hace ya años que la pérdida de reputación por parte de una compañía puede suponer, incluso, su desaparición. Bonime, que atesora décadas de experiencia en la gestión reputacional, explica en su libro como manejar este tipo de riesgos y convertirlos en un valor.
En el incremento del riesgo reputacional ha tenido mucho que ver la era de hipertransparencia en la que nos movemos. El acceso a la información es más libre hoy que nunca y el hecho de que los datos circulen a la velocidad de la luz puede hacer que la compañía más sólida se tambalee.
Manual del Riesgo Reputacional es un libro de interés para todos aquellos que, desde distintas áreas organizacionales, deben velar por el futuro y la estabilidad de la empresa. Extraigo aquí 10 ideas que pueden ser útiles a la hora de hacer realidad ese objetivo:
- Los comités de dirección solo se preocupaban hasta hace poco del riesgo financiero. Sin embargo, cada vez se tiene más en cuenta el reputacional. La hipertransparencia propia de estos tiempos ha hecho que abran los ojos.
- No se trata de ser buenos o malos, sino de crear productos u ofrecer servicios generando algún tipo de valor.
- La gestión de la reputación tiene un carácter transversal: los riesgos competen a toda la empresa, por lo que se requieren comités multifuncionales para manejarlos.
- La hipertransparencia ha cambiado la esencia de la reputación: algo que era superficial y sin forma es ahora tangible y capaz de generar un impacto notable. La hipertransparencia podría resumirse así: “no hay lugar al que escapar, no hay lugar donde esconderse”.
- El riesgo reputacional puede estar vinculado a otro tipo de riesgos materiales y amplificar el impacto de estos.
- El riesgo reputacional tiene relación directa con la gestión de crisis. Una empresa sin un plan de gestión de crisis apropiado no puede tener un programa adecuado de gestión de riesgo, pues son dos caras de la misma moneda.
- La reputación y la integridad de los líderes corporativos y de la organización están estrechamente ligados. Los líderes que promueven la resolución de problemas son más íntegros, pues no tienen miedo a escuchar malas noticias y animarán a sus empleados a que alerten de los problemas en las primeras etapas de identificación sin temor a represalias.
- Los escándalos realmente importantes empiezan y acaban en la alta esfera de la organización: los altos ejecutivos que dan mal ejemplo están en el origen de muchos problemas reputacionales. De ahí la importancia de contar con líderes íntegros.
- De la misma manera, es importante la cultura de la integridad de la propia organización. Para entender si una organización tiene o no una cultura íntegra efectiva hay que analizar la brecha entre lo que se dice y lo que se hace.
- Para avanzar en la supervisión del riesgo, los consejos de administración deberían exigir responsabilidades, favorecer la inclusión, motivar la colaboración interdepartamental y estar al tanto de las últimas herramientas y tendencias en gestión del riesgo.
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